viernes, 31 de diciembre de 2010

Fin de Año




Es el momento de resolver los asuntos pendientes, de dejar atrás todo lo que en nuestra vida está estancado,  de abandonar todas las complicaciones de nuestro espíritu y permitir que el año nuevo nos renueve. 
Es evidente que el fin de año es un símbolo, todos sabemos que nada es diferente el  1 de Enero, pero a la vez el impulso que cientos de millones de personas alrededor de todo el mundo le dan a este símbolo, lo llena de vida, de fuerza, de magia.  Así que esta magia convierte a esta noche en un buen momento para soltar, para vaciar, para renovar, para agradecer, para olvidar, para perdonar….

Vivir este momento, aquí en Seikyuji, practicando zazen, celebrando la ceremonia de fin de año es un privilegio.  Llegada esta hora siempre recuerdo este poema de Riokan.  Que él os acompañe en el tránsito al nuevo año.

“En el mundo entero, en este fin de año,
los clamores de los hombres y de las mujeres.
Sólo, en mi choza de paja, perfectamente en calma,
¿Cómo no darle gracias al Buda?.
Sentado en meditación, arde el incienso.”

domingo, 19 de diciembre de 2010

Sufrimiento

Una persona añadió hace unos días un comentario a la última entrada sobre la sesshin Rohatsu en la que decía: “después de la tormenta viene la calma, es normal entrar en el Nirvana después de seis días de sufrimiento”.  No es mi intención hacer un comentario a los comentarios pero creo que la persona que ha hecho este toca un punto muy importante que merece una reflexión.

Creo que en nuestra sociedad de consumo, de satisfacción inmediata hemos perdido la perspectiva de lo que desde la visión del budismo significa sufrimiento: La noble verdad del sufrimiento es la primera de las cuatro nobles verdades que el Buda expone en su primer sermón

“Ésta, monjes, es la Noble Verdad del Sufrimiento. El nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, asociarse con lo indeseable es sufrimiento, separarse de lo deseable es sufrimiento, no obtener lo que se desea es sufrimiento. Los cinco agregados  son sufrimiento”.

Si queremos encontrar algo que iguale a todos los seres sintientes, hayan o no desarrollado la consciencia, sin duda esto es el sufrimiento. Los seres humanos seamos hombres o mujeres, ricos o pobres, inteligentes o estúpidos sufrimos. Por lo que queremos y no tenemos, por lo que tenemos y nos gustaría evitar, sufrimos por lo que está cerca y por lo que está lejos, por lo que ya pasó y ahora es nada y por lo que imaginamos  que pasará y ahora es nada.  Incluso en los momentos de felicidad, de placer el germen del sufrimiento está presente, ya que sabemos que esto de lo que ahora disfrutamos, esto que ahora nos hace felices,  es esencialmente impermanente y se nos escapará de entre los dedos.  Tenemos un sentimiento constante de que algo nos falta, un hueco que hay que rellenar.  Pero ese hueco es como un agujero negro, todo se lo traga y nunca se sacia.  Corremos detrás de lo próximo que con toda seguridad saciara esta necesidad pero…

El sufrimiento es sin duda la enfermedad con mayúsculas del ser humano.
Por eso el primer paso en la vía es enfrentar este sufrimiento. 
El Dalai Lama tiene una frase genial sobre esto, dice:  “tan sólo los idiotas quieren sufrir más”.  No deberíamos olvidar esto en ningún momento: “Tan solo los idiotas quieren seguir sufriendo”.
Entonces si hay un medio para liberarse del sufrimiento conviene invertir cada instante en encontrarlo. La práctica de zazen no debe añadir, ni siquiera en la intensidad de una sesshin como la Rohatsu, sufrimiento a nuestra vida.  Sólo nos debe mostrar la realidad tal como es.  Debe ponerla delante nuestra con toda la carga que arrastra y a la vez con todo el potencial que posee.  Este poner delante choca con nuestros hábitos de escapar, de huir, de alimentar falsas expectativas, de tratar de acceder a falsos refugios.  Son estas las causas del sufrimiento, no zazen.  Zazen sólo nos las muestra sin veladuras.
 
Zazen no es una prueba de sacrificio, no es una prueba física de resistencia.  Nadie debería entender que el dolor físico que en determinadas condiciones aparece durante zazen tiene un valor positivo, o que es una señal de que todo marcha adecuadamente, sólo muestra los hábitos las tendencias de nuestro cuerpo.  Hay que aprender a corregir estas tendencias pero debemos ser capaces de hacerlo con delicadeza y compasión, descubriendo el punto medio entre ir más allá y violentar nuestra naturaleza.   En nuestra sesshin Rohatsu por ejemplo los zazenes son de treinta minutos con diez minutos de KinHin a continuación.  No todo el mundo tiene las mismas características así que cada uno debe observar y profundizar a partir del lugar en el que esta.  Para cada uno esta delicadeza tiene un color, cada uno debe descubrirlo.  Si juntamos nuestra mentalidad judeo cristiana que defiende que el dolor es el resultado de nuestros terribles pecados a la decoración estilo samurai del zen que algunos adoptan, entonces la práctica de la violencia sobre nosotros mismos está servida.  Pero eso no es zazen, al menos tal y como yo lo entiendo ahora. Mis características físicas personales no me facilitan la práctica de la postura.  A veces me resulta muy dolorosa.  Durante treinta y dos años he pasado por periodos muy diferentes en mi apreciación de todo esto.   Pero mi práctica se desarrolla a partir de ahí.  A veces avanzando por vericuetos retorcidos.  Otras por terreno despejado.  Esa es mi práctica, no La Práctica.  Cada uno debe entender por si mismo.


Es evidente que este es un tema complejo y posiblemente no soy yo la persona indicada para ir más allá de estos simples esbozos.  Tomarlo por tanto tan sólo como una aportación más. 


Me he permitido tomar el dibujo  de la página que os adjunto.  En ella podreis encontrar un artículo sobre este tema muy interesante.

martes, 7 de diciembre de 2010

Rohatsu Sesshin 5

Raphael ha recordado esta mañana que estamos en el cuarto día de la sesshin, que estamos llegando al final de la Rohatsu. 
Según el budismo clasico, Buda tras su iluminación permaneció durante seis semanas en aquel lugar. Algunos textos relatan sus dudas sobre que hacer a partir de ese momento.  Un texto dice: “Al cabo de tanto esfuerzo y sufrimiento, he sido capaz de captar la suprema verdad.  Pero he abandonado la idea de explicársela a nadie.  El mundo, que sufre de la lujuria y el odio encontraría ciertamente dificil comprender esta enseñanza, pues es sutil y gran parte de su contenido va en contra de las opiniones comunes del mundo.  Inflamados por las pasiones sensuales y envueltos en los opacos velos de la más negra ignorancia, los hombres nunca serian capaces de comprender esta enseñanza”.
Sin embargo volvió al mundo, “bajó de la montaña” y comenzó a transmitir su enseñanza.  Desde entoces este Dharma ha impulsado, como corazón eterno, el ritmo de la sangre, trasmitida de generación en generación hasta este momento, hasta este lugar, hasta esta Rohatsu que estamos a punto de terminar y en la que Buda de nuevo abre los ojos a este supremo despertar universal.  Lo hace aquí y ahora de la misma forma que hace venticinco siglos.  Lo hacemos todos nosotros, aunque no lo sepamos, y es bueno que sea así. Cuando el dolor me atenaza y sólo hay dolor, cuando me puede el sueño y el cansancio y sólo hay sueño y cansancio, cuando no hay nada y sólo hay nada, en cada uno de esos instantes Buda mismo despierta una vez más.
Cuando comencé a escribir esto para el blog, al comienzo de esta Rohatsu, dije que no es posible decir que hay sesshines más importantes que otras pero sin duda, esta sesshin Rohatsu, tiene el  sabor del zazen al que cada uno de nosotros es conducido con auténtica compasión.  Es la compasión que emana del acto de Buda  girándose en dirección a la humanidad, esa compasión que se transmite de patriarca en patriarca, de maestro en maestro, hasta llegar a nosotros a nuestra shanga a mi maestro Rafael.
Mañana por la mañana tendremos una ceremonia dedicada a Sakyamuni Buda y entonces la sesshin habrá terminado.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Rohatsu Sesshin 4

La tormenta ha continuado durante toda la noche.  Durante el primer zazen de la mañana, truenos, lluvia, viento, rayos, todos los elementos en acción, la voz del valle, la voz del olivar, la voz de Buda.
Llegados a este punto de la sesshin todo el mundo está cansado.  La voluntad individual ya ha cumplido su función.  Ahora ya no sirve de nada. Ya no practicamos zazen, es zazen que practica zazen a través de la shanga.  La shanga que va marcando un armonioso ritmo, una música delicada que está bajo cada gesto, cada acción individual.  Llegados a este punto de la sesshin es la shanga la que practica zazen, juntos, como decía Raphael el primer día: sin dejar a nadie atrás.
“Ir, ir más allá, ir todos juntos más allá por la orilla del satori.”

domingo, 5 de diciembre de 2010

Rohatsu Sesshin 3



Nadie puede permanecer dormido durante los cinco días de la Rohatsu, nadie puede alimentar sus propios pensamientos, continuamente, durante cinco días.  Tarde o temprano, por algún resquicio, el escenario de nuestra vida se presenta delante nuestro sin tapujos.  Somos sin embargo expertos en ocultarnos, en escabullirnos.  Conocemos la técnica de fabricar profundas madrigueras en las que encerrarnos.  Sin embargo por muy hábiles que seamos al final del camino la muerte nos encuentra, y antes de tocarnos posiblemente nos muestre todo tal como es.
En el dojo, en zazen, en la sesshin podemos tener esta experiencia.  El Maestro Deshimaru decía que si durante zazen entrábamos decididamente en nuestro ataud, aunque fuera una sola vez, ya nunca más nos aterraría la muerte.  En una sesshin como esta de una manera o de otra la muerte en algun momento nos toca levemente en el hombro, tal como hace el kiosaku justo antes de hacer gassho juntos. Es el momento de abrir los ojos y ver, de abrir los oidos y escuchar.  Es posible que entonces la muerte deje de aterrarnos pero sobre todo espero que deje de aterrarnos la vida.

Hoy ha llovido durante todo el día.  Fuerte, débil, muy fuerte, nada, débil….dolor, ,miedo, sorpresa,nada, más dolor, sueño, Mara, ilusiones, todo burbujas, sin substancia. Si de acuerdo, pero que reales parecen a veces. 

sábado, 4 de diciembre de 2010

Rohatsu Sesshin 2

El ritmo, la intensidad de la sesshin Rohatsu no deja hueco, no deja espacio para las opciones personales.  Nos impulsa, nos impulsa, hasta hacer que juntos nos sumerjamos en ese despertar original que estamos conmemorando.
El buda al alcanzar el despertar certificó, inmediatamente, que todos los seres sensibles poseían eso a lo que él había despertado.  Sin embargo en nuestra vida cotidiana empañamos, ocultamos una y otra vez esta verdad universal.  Aquí en la sesshin Rohatsu no hay sitio para las opciones personales por lo que esta verdad emerge espontáneamente a nuestro alrededor a cada instante. Es automático, es natural es inconsciente.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Rohatsu Sesshin 1

El octavo día del decimosegundo mes, al amanecer , el Buda alcanzó el despertar.   En ese momento,  tocó la tierra con su mano derecha y dijo: “En este instante, la tierra, el cielo, las plantas y todo cuanto vive entre la tierra y el cielo han alcanzado conmigo el perfecto y supremo despertar”.  El ocho de diciembre el mundo budista (me gusta muy poco esta expresión de mundo budista) conmemora este supremo despertar universal.  Cada año los días previos a esta fecha son un periodo de práctica intensiva.  En el Zen coincide con la sesshin que conocemos como Rohatsu.  En nuestro templo de Seikyuji celebrarmos esta sesshin cada año junto a Raphael desde el primer momento.
Aunque evidentemente no podemos decir que unas sesshines son más importantes que otras, esta sesshin Rohatsu reune varias características que la diferencian de las del resto del año.  Por un lado la duración, aunque cambia dependiendo de las fechas del puente de la Constitución, habitualmente es de más de dos días y medio.  Este año será de cuatro días y medio.  Por otro la intensidad de la concentración de la práctica en el dojo.  Si en cualquier sesshin la vida del templo se gira en dirección al dojo, en esta aún más.  Todo lo externo al dojo, samu, cocina, limpieza, se reduce al mínimo posible. Y por último el gran número de practicantes.  Es habitual que sea la que, junto al campo de verano, congrege a más miembros de la shanga.  Todo esto conforma una sesshin de una gran intensidad.  Es larga, se acumula la fatiga, el dolor aparece, el frio, la humedad de esta época del año, la confrontación continua con el resto de los practicantes, el sufrimiento físico y mental…, el escenario de nuestra vida se manifiesta delante nuestra sin tapujos y es entonces que podemos observarlo, podemos permitirnos no hacer juicios, podemos permitirnos no elegir.  Es zazen entregado a zazen.  La sesshin Rohatsu es una gran oportunidad de experimentar todo esto.  Quizás por eso la noche antes de su comienzo es dificil dormir.  Quizás es por eso que he comenzado a escibir esto.  Pronto la campana anunciará el comienzo de la jornada, el comienzo de la Rohatsu.  Buena práctica a todos. Os lo deseo desde Seikyuji.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Universo cambiante

Sin duda una de las mayores aportaciones que el budismo zen  ha impreso en mi visión del mundo, ha sido la de pasar de considerar, que yo como individuo he nacido en un universo cambiante a aceptar que el universo cambiante soy yo mismo.

                                   
Es desde esta perspectiva que la frase de Kosho Uchiyama: “ Traigo mi propio mundo a la existencia, lo vivo y me lo llevo al morir ”, penetra hasta la médula. Y es desde esa médula que podemos poner en verdadero valor a zazen, el instante en el que simplemente ponemos ese mundo delante nuestra, aquí y ahora, sin juzgar, sin atrapar, sin rechazar.   Y es sólo desde ese instante que podemos cumplir nuestro voto de salvar a todos los seres sensibles.  Y es por fin desde ahí que podemos encarnar la frase de Buda: “todos los mundos son mi mundo, todos los seres mis hijos”.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Jornada de zazen

Un rayo del sol de la tarde golpea el tambor del dojo.
El sonido que provoca resuena en mi espíritu.
Mientras, a lo lejos, un perro saluda a la noche
que se acerca de puntillas.
La tormenta que nos acompañó todo el día,
se ha marchado sin que nos demos cuenta.
Ahora el cielo está azul.
La jornada de zazen ha terminado.
Mañana, juntos, con nuestro maestro,
celebraremos una ceremonia por Keisan.

viernes, 19 de noviembre de 2010

¿Hacia donde y para hacer qué?

¿Hacia dónde vamos y para hacer qué?. Esta fue la pregunta planteada en el seminario anual de los enseñantes zen europeos reunidos en la Gendronnière el pasado mes de Octubre.
En el discurso de apertura; Jizo Forzani, que es el responsable de la oficina Soto Zen Europea dijo: “El budismo se ha difundido muy rápidamente en Europa por que sus pioneros estaban convencidos  de que lo que tenían que hacer era difundir, transmitir, enseñar. Hemos empezado a enseñar, incluso antes de empezar a aprender, olvidando muchas veces que el budismo existe antes que nada para ser vivido, de forma individual, uno por uno, por las personas que aspiran a seguir el camino que el Buda indicó.”
Esta pregunta y esta reflexión no solo está dirigida a los maestros europeos, todos los practicantes de la vía estamos implicados.  ¿Hacia donde vamos y para hacer qué en nuestra shanga, en nuestro templo, en nuestros dojos o grupos de zazen, en nuestra vida cotidiana?. 
Yo tengo que hacer mia esta pregunta y tengo que expresar una respuesta en mi práctica en el dojo, en el templo y en cada situación.  Desplegar la respuesta en mi vida de la misma forma que despliego el zagu en las ceremonias; delante mia, en silencio, recogido, sobrecogido y al tiempo completamente determinado a no seducir, a no dejarme seducir, a no abusar, a no dejarme abusar.. 
De como cada uno de nosotros, practicantes sinceros de la vía, desplegemos esta respuesta, dependerá el desarrollo futuro de la práctica en Europa.  Esto no es algo que dependa solo de los enseñantes reunidos en La Gendroniere, está en nuestras manos.  ¿Qué vamos a hacer con ello?.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Luna

Alguien dijo: “Los rincones más recónditos de la tierra comparten la misma luna”.   Que difícil resulta creer en esto a veces.  Cuando en nuestro rincón del mundo compartimos nuestra cotidianidad con una suficiente dosis de felicidad, entonces ¡que bella es la luna¡,pero cuando el dolor y el sufrimiento acampan en nuestra vida o cuando este dolor y este sufrimiento rodean poco a poco, día a día la vida de las personas que queremos; entonces  que difícil  resulta descubrir la luna en nuestro cielo.  Saltamos a enorme velocidad de un rincón luminoso del mundo a otro en donde la oscuridad parece abrumadora.  En esos momentos creer que es el mismo cielo y que en él se encuentra la misma luna que antes nos encandilaba parece una tarea casi exclusiva de titanes o de grandes maestros de la antigüedad.  ¡Basta de falsa paciencia¡.  El sufrimiento y el dolor no tienen manos con las que agarrarnos, no tienen pies con los que perseguirnos.  ¿Por qué narices seguimos siendo sus esclavos?.  Necesito recordármelo, necesitamos que unos a otros nos lo recordemos: es la misma luna, ningún lugar escapa a su brillo en ningún momento. Siempre, todos los rincones de la tierra la comparten.

domingo, 24 de octubre de 2010

El gesto delicado

El Viernes durante la pequeña conferencia, hablé un poco sobre el sentido que desde la perspectiva de nuestra práctica tiene la palabra delicado. Ayer hablé sobre la palabra gesto, o más bien sobre el espíritu del gesto.  Sobre el gesto habitado por el espíritu. En japonés Zanshin. 

Cuando entramos en el dojo con el pie izquierdo, cuando hacemos gassho, cuando andamos por el dojo, cuando nos sentamos, nos ponemos el kesa, salimos… cada cosa que hacemos, cada gesto es una manifestación viva  de nuestra práctica si este está habitado por nuestro espíritu, si está terminado, completado en el instante. Por supuesto dentro y fuera del dojo es lo mismo. Hay una historia bastante conocida de Ikkyu.
Un monje erudito se encaminó a la ermita que habitaba Ikkyu.  Durante su camino comenzó a llover.  El monje abrió su paraguas.  Al llegar a la ermita lo cerró, se quitó sus zapatos y los colocó juntos a un lado de la puerta.  Entró y saludó a Ikkyu: -“Practico desde hace mucho tiempo conozco bien los sutras, estudio y practico con constancia, ahora sería un honor para mi convertirme en su discípulo.”  Ikkyu le preguntó de inmediato: -“De que lado de la puerta has dejado tu paraguas”. 
Supongo que en este momento el monje pensaría, “¿a qué viene preguntarme por el paraguas?. Encima que le hago el honor de solicitar ser su discípulo, que he venido con humildad hasta aquí, ¿qué narices tiene que ver el paraguas con todo esto?”. 
-“ No lo se”, fue la respuesta del monje.  -“Entonces vuelve a verme más adelante cuando hayas comprendido algo del zen”, fue la respuesta de Ikkyu. –“¿Cómo, me dices que me vaya por un pequeño error?”.  –“Decididamente no has comprendido nada, en el zen no hay pequeños errores”, dijo Ikyyu.
En el zen no hay pequeños errores, quizás tampoco haya grandes errores sólo hay acciones completamente habitadas por el espíritu y acciones que no lo están. 
Nada de lo que hacemos es ajeno a la vía.  Todo debe expresarla.  Sin amaneramientos, sin rigidez, sin actuar como si viviéramos al ralentí. De una manera fluida, presente, honrando cada acción con nuestra plena atención y al tiempo homenajeándola con nuestro olvido inmediato.  Sin tratar de atrapar ninguna, sin tratar de agarrar ninguno de estos aquí y ahora.  En cuanto lo hacemos, en cuanto nos regodeamos en uno de estos instantes el flujo de nuestra existencia sufre un bloqueo.  Los miedos, las enfermedades tienen aquí su raíz.
El gesto habitado por el espíritu, el sueño de la garza volando en el espacio ilimitado.

domingo, 3 de octubre de 2010

Dulce, salado, agrio, amargo, ácido.

Foto de monique roysesseginge-verano 2010 

Dulce, salado, agrio, amargo, ácido.  Nuestro paladar percibe todo este espectro de sabores. Sin embargo, poco a poco el ser humano ha ido descartando, amargo, agrio, ácido, para casi reducirlo todo a dulce-salado.  En cada aspecto de nuestra vida es parecido.  El espectro de nuestras posibilidades se reduce, buscando lo común, lo fácil, lo globalmente aceptado.  El Espíritu, es por tanto continuamente cercenado desde todos los ángulos. Ni nos damos cuenta.  Agrio, amargo, ácido; ¿a qué te refieres?.  Nuestros padres, profesores, nuestros maestros, cuando nos educan; ¿nos enseñan a apreciar agrio, amargo, ácido o sólo nos aportan dulce y salado?.  Quizás esto nos ayude a distinguirlos.  Y nosotros estamos dispuestos a apreciar estos sabores o preguntamos también: ¿a qué te refieres?. Quizás esto nos ayude a distinguirnos. 
No todo el que camina sobre dos pies tiene espíritu.  
¿Es decir esto una herejía?.  
Quizás lo sea. 
Dulce, salado, agrio, amargo y ácido.  
Nuestro paladar percibe todo este espectro de sabores, 
¿o ya no?.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Zen, la Práctica del Gesto Delicado

En Octubre organizamos una exposición y una conferencia a las que hemos titulado: Zen la Práctica del Gesto Delicado.  Cuando como Dojo organizamos algo de este tipo, parece que esencialmente lo hacemos pensando en la gente de fuera, en los que puedan venir a la exposición, a la conferencia y tener la oportunidad de conocer la práctica.  Si embargo creo que esto no es cierto.  No lo hacemos en principio para los demás, lo hacemos para nosotros mismos , para darnos la oportunidad como dojo de aportar cada uno nuestro trabajo, nuestro esfuerzo para profundizar en nuestra armonía como shanga. Sólo si lo hacemos con esta visión podremos conseguir que sea a la postre válido para los demás, sólo así podremos conseguir que el resultado de lo que hagamos de alguna manera les impacte, paren, den un paso atrás y se dejen tocar por lo que les mostramos.

En este caso una exposición, unos carteles que hablan del zen, que hablan del zen como la práctica del gesto delicado. 

Siempre que hablamos de zen hablamos irremediablemente de práctica.  El zen no es algo intelectual, algo que podamos adquirir mediante un esfuerzo intelectual, realmente no es algo que podamos adquirir de ninguna de las maneras; es una práctica.  Algo que sólo podemos realizar con nuestro cuerpo, por nosotros mismos, en este momento preciso, dentro y fuera del dojo. 
Del gesto delicado.  La delicadeza no es una virtud al alza en nuestra sociedad.  Delicado se utiliza a menudo como un sinónimo de afeminado y este último término es utilizado entonces como algo peyorativo.  Una sociedad que ha llegado a este punto, sin duda arrastra una profunda enfermedad.
Esencialmente, un gesto delicado es un gesto completo.  Un gesto completo en si mismo.  Un gesto en el que todo lo que somos en ese momento queda completamente de manifiesto.  Lo bueno, lo malo, lo alto, lo bajo, todo sin dejar nada al margen. Sin artificios, sin técnica, sin un apoyo intelectual, racional y por favor tratar de entender en vuestro interior a que me refiero con esto último.
Cada cosa en nuestra vida se convierte en un gesto delicado cuando nuestro espíritu está ahí presente cada vez, junto a nuestro cuerpo.  No hay nada secreto u oculto en esto.  No hay nada secreto ni oculto en nuestra práctica.  Si entendemos esto, si lo practicamos cualquier cosa que hagamos como dojo penetrará a nuestro alrededor mucho más profundamente de lo que debería corresponder a la cantidad de nuestro esfuerzo.  Naturalmente, inconscientemente y automáticamente el gesto delicado que brota de nuestra práctica juntos, podrá tocar el espíritu de los que nos acompañen.  

sábado, 11 de septiembre de 2010

Un paso atrás


Era el primer zazen de una sesión del campo de verano en la Gendronniere.  El godo se acerca al dojo acompañado por la campanita.  Entra con decisión, mira a su alrededor y descubre a más de trescientas personas sentadas en zazen.  De forma automática, inconsciente da un paso atrás.  Hoy que empezamos un nuevo “curso” de  práctica, juntos, aquí, me gustaría hablar sobre este paso atrás.


Siempre queremos avanzar, ir hacia delante.  Dar un paso atrás, retroceder no entra en nuestros esquemas, sin embargo es este paso atrás el que en la vía garantiza la frescura de la práctica.
Dar un paso atrás implica estar dispuesto a poner nuestra práctica en el regazo de algo más grande que nosotros mismos. Implica estar dispuestos a sobrecogernos con esto que está delante nuestra, a nuestro alrededor, en nuestro interior.  
Comenzamos un nuevo curso de práctica aquí, juntos.  Permitir que vuestro espíritu de un paso atrás, sobrecogido por zazen, por la vía, por la shanga que conforma este pequeño grupo de practicantes sinceros.  Cada uno de nosotros solos frente a esto que nos sobrepasa, cada uno de nosotros compartiendo esto con los demás.

Dar un paso atrás y luego avanzar resueltamente hasta más allá, hasta la otra orilla, juntos.  Hago votos para que sea este espíritu el que impregne la práctica de esta pequeña shanga durante este año.

domingo, 29 de agosto de 2010

El tiempo religioso


El final de la tarde.
La obscuridad aún no se ha instalado,
pero ya está presente.
No es ya de día pero aún no es de noche.
En la naturaleza todo parece detenerse.
En el silencio, el clamor del canto de un pájaro.
Tras el todo se torna aún más silencioso.
La frontera entre el mundo visible y el mundo invisible se hace más tenue.  

Es el tiempo religioso.

sábado, 21 de agosto de 2010

No es fácil

Si de alguna manera, a cada uno de nosotros, alguien, pudiera garantizarle una vida segura, cómoda, saludable; si esto fuera posible, casi con toda seguridad nadie seguiría la vía, nadie practicaría zazen.
Estamos educados para perseguir la felicidad, la seguridad, para evitar el dolor, para ocultar el fracaso, para negar la muerte.  Sin embargo la infelicidad, el fracaso, el dolor , la muerte están ahí.  La inseguridad, el fracaso, la enfermedad y la muerte se convierten entonces en el principal acicate para la práctica, en el antídoto perfecto para el egocentrismo.
Nos gusta dar la imagen de que lo tenemos todo bajo control, incluso acabamos por creernos que lo tenemos todo bajo control.  Pero la vida una y otra vez nos pone en cuestión.  Aunque nos escondamos muy bien, aunque tapemos todas nuestras aberturas, el dolor y la impermanencia nos alcanza una y otra vez.  Y no podemos deshacernos de esto fácilmente.  Mientras más lo negamos más presente se hace.  Por eso sólo podemos aceptar.  Aceptarlo, asumirlo y confrontarnos con todo esto, una y otra vez.  Permitir que nos vaya desgastando, puliendo, limando nuestras aristas, aligerando nuestro equipaje, aligerando nuestro espíritu.  No es fácil.  Como decía a veces Maestro Deshimaru: "no es un caramelo". Pero quien ha dicho que sea fácil caminar erguido por esta gran tierra.  Quien ha dicho que sea fácil seguir la vía.  Quien ha dicho que sea fácil entrar en el ataúd.  No es fácil este camino, la vida, la vía. No es fácil nacer con forma humana.  ¿Qué vamos a hacer entonces con esto?.

domingo, 15 de agosto de 2010

Ango-no-maki

“Si no hemos tenido al menos una vez en la vida la experiencia de un Ango, no podemos ser llamados monjes o Discípulos de Buda”.  Esto escribe Dogen en el capítulo titulado Ango del Shobogenzo.
Ango puede traducirse por “permanecer en paz”.  Es un periodo de práctica intensiva  heredero directo de los retiros de verano que durante las grandes lluvias el Buda Sakyamuni tenía con sus discípulos en la India.
Zazen, ceremonia, samu y enseñanza son los pilares de este periodo de práctica.  Pero también es el momento en que la shanga, dispersa el resto del año se reencuentra para practicar juntos.  El momento en el que el carbón se transforma lentamente en diamante por la fricción de la práctica en común.
En Europa, Maestro Deshimaru repartió este periodo de Ango en periodos de lo que se empezó a conocer como Campo de Verano.  Primero un mes, dos meses a partir de adquirida La Gendronniere, divididos en sesiones de diez días.

Según las reglas establecidas por Dogen, los monjes que participaban en el  Ango-no-maki, debían llegar al templo medio mes antes del comienzo de este y permanecer en él,  sin salir, hasta el final del periodo, dos meses después.  En general en Europa es normal que sólo asistamos a uno de los periodos de diez días.  Hay sin duda una evidente diferencia entre esta forma de abordar el ango de verano y la tradición de Dogén, pero para nada esta diferencia afecta a lo esencial.  El zazen, las ceremonias, el samu, las enseñanzas y todo el resto de las actividades del campo de verano practicadas juntos, marcan un momento de intensidad en la que nuestra práctica  se refresca, en la que se  debilitan las estrictas bases sobre las que a veces practicamos,  en las que se nos pone en cuestión y en la que a veces también nuestros fantasmas se despiertan y campan a sus anchas.

En Seikyuji empezamos rápidamente a practicar el Campo de Verano.  Raphael nos ha recordado a menudo durante estos años la importancia de regresar año tras año, al mismo lugar para practicar juntos, para permitir que cada una de las diferentes capas con las que ocultamos nuestra naturaleza original se deshaga, a veces suavemente, a veces de una forma aparentemente más traumática.  Vemos nuestro lado oscuro pero al tiempo descubrimos eso que siempre está ahí, que siempre nos acompaña, que desborda cualquier concepto de dentro-fuera, alto-bajo.  Lo descubrimos para que de nuevo, súbitamente se nos escape.  “Permanecer en paz, volver a la calma” significa también olvidar cualquier idea de obtención, de apropiación.

Año tras año podemos experimentar esto, en Seikyuji, en la Gendronniere.  Amigos no desaprovechéis  esta oportunidad.


domingo, 18 de julio de 2010

Etienne

El año en el que Maestro Deshimaru murió, una de las sesiones del campo de verano la dirigió Etienne.  Etienne fue uno de los primeros discípulos de sensei, fue uno de sus traductores y sin duda formaba parte de su círculo más cercanos. 
Entonces, ese campo de verano, el campo de verano en el que en la shanga reinaba el desconcierto, en donde se creaban grupos con visiones muy diferentes sobre el futuro, en donde discípulos antiguos exponían públicamente su opinión sobre lo que hacer y lo que no hacer, en ese campo de verano Etianne dirigió una sesión.  Y en esta sesión reinó el silencio, su silencio.  Fue un silencio intenso, cargado de energía, como cuando después de recitar el sutra del kesa por la mañana, se instala de nuevo el silencio a la espera de que el gong suene.  Ese silencio tiene una intensidad diferente. Pues esa intensidad fue la que prevaleció en toda la sesión.

Después de tanta palabrería insustancial su silencio acariciaba el alma.  Años después Raphael habló en un kusen sobre esta sesión y nos contó lo que estaba detrás de ese silencio: “ Cuando le preguntaron a Etienne sobre el silencio que mantenía durante zazen el respondió diciendo – “ mi maestro a muerto ¿qué es lo que yo podría decir?.

Uno de los ocho senderos señalados por Buda es la recta palabra.  En general no somos muy cuidadosos con nuestras palabras, con el karma que nuestras palabras originan.  Siempre estamos dispuestos a expresar nuestra opinión, a añadir nuestro punto de vista.  Sin embargo ¿qué es lo que yo podría decir?.  Él que había vivido durante catorce años al lado de su maestro no tenía, en ese momento, nada que añadir a lo que este había dicho.  Nada suyo, ninguna visión personal, ningún matiz.  Creo que nunca ni antes ni después de esto un silencio me ha parecido tan lleno. 

Después de esta sesión decidimos hablar con él para que viniera a dirigir una sesshin que llamamos nacional y que empezó a realizarse una año en Andalucía y otro en Cataluña y naturalmente acabó por responsabilizarse de los dojos españoles y de la sesión que comenzó a traducirse al castellano en la Gendronniere. 

No vivió durante muchos años.  Cuando en la Gendronniere se enterraron sus cenizas Raphael, en su alocución recordó algo de lo que habló con Etienne en el hospital.  Este le decía, no recuerdo exactamente pero era algo así como: “cuando muera mis palabras rápidamente serán arrastradas por el viento y no quedará nada de ellas”.  Es posible que hayamos olvidado sus palabras pero al menos yo nunca podré olvidar su silencio.

No era una persona fácil en el trato, su timidez natural le hacía parecer arisco, a veces casi rallando el autismo.  Durante los años que vino a dirigir sesshines a Andalucía se solía quedar en mi casa.  Cada vez, cada mañana era parecido: me levantaba y preparaba el café, las tostadas.  Etienne llegaba, se sentaba, cogía el periódico y más adelante la máquina electrónica de ajedrez y durante varias horas, permanecía allí, aislado, posiblemente olvidando por completo que yo estaba al otro lado de la mesa.  Por olvidar hasta se olvidaba de mi nombre, siempre dudaba durante unos segundos como si estuviera preguntándose y este ¿cómo se llamará?. 

Una vez en la Gendronniere en que estaba de responsable de las claquetas al regresar a su cuarto para dejarlas levantó la mirada del periódico que leía, me miró por encima de las gafas y dijo sin dudar: “Alfonso, quieres un poco de pastel”.  Esa vez fueron sus palabras las que me llegaron al alma.

La última sesshin que dirigió en Andalucía fue en la semana santa del año que murió, unos tres meses antes de su muerte.  El día que llegó salimos a cenar Gloria, Osi, él y yo.  Empezó a llover y Gloria que llevaba un paraguas lo abrió, cogió a Etienne del brazo y empezó a caminar con él delante nuestra.  En un momento determinado volvió la cara.  No se si el tenía alguna idea de la gravedad de su estado, creo que no lo conocía, evidentemente tampoco nosotros, pero cuando se giró, me miró y sonrió.  Creo que este fue el momento en que sin saberlo ninguno de los dos, nos despedíamos íntimamente.

Luego en la sesshin hubo ordenaciones.  Era la primera vez que había ordenaciones en Andalucía.  Gloria estaba de secretaría y yo le ayudaba.  Nadie sabía muy bien que teníamos que hacer así que íbamos de un lado a otro preparando el dojo al tiempo que tratábamos de ocultar nuestro absoluto desconcierto.  En esto llegó Etienne para ver como iba todo, vio el caos que estábamos montando y sonriendo nos dijo: “no os preocupéis, no es tan importante”.  Fueron unas ordenaciones muy simples pero…

sábado, 17 de julio de 2010

Kodo

He copiado esta traducción de la página www.sotozen.cl . Creo que el texto señala muy bien donde está la raíz de la práctica que nos transmitió Maestro Deshimaru.


Un empresario que tenia mucho dinero, escuchaba una de mis conferencias y llego a la conclusión: lo que puedo hacer, lo puedo hacer y lo que no, no. Voy a hacer con mi cuerpo lo que puedo hacer y no hacerme preocupaciones innecesarias.
Algunos monjes dicen: “yo me rapo la cabeza en mi corazón” – y se dejan crecer el pelo. ¿Que es lo que se han pensado? Lo que se siente al llevarse la cabeza rapada lo entenderás solo si llevas la cabeza rapada. Lo que se siente cuando se lleva un buzo deportivo lo entiendes cuando te pones un buzo deportivo. Por eso yo prefiero ponerme el Kesa.
El Satori no se realiza en tu cabeza, el Satori se realiza con el cuerpo y significa practicar la postura del Buda. Lo que llamamos “espiritual” debe tratarse con mucho cuidado. La práctica del Zen debe comenzar por el cuerpo.
Práctica significa llevar una vida religiosa.
El espíritu se manifiesta en el cuerpo o mejor dicho: en la postura que se toma con respecto a la vida.
Los sutras no son más que el agua que le tienes que echar desde arriba a una bomba de agua, para que la bomba de agua comience a trabajar. Si luego practicas con el cuerpo, tu postura con respecto a la vida actuará como una bomba que trae el agua de la verdad eterna hacia la superficie.
Dar significa no exigir nada. En esto no se trata ni de dinero ni de bienes materiales. No debemos añorar el Satori o el paraíso; o tenerle miedo al infierno. Se trata de vivir nuestra vida cotidiana como una expresión del dar. Tenemos que vivir lo que es “bueno para nada”. Entonces dejaremos el apego a nuestra propia vida y nuestro verdadero ser se manifestara libre y soberanamente en nuestra postura en cuanto a la vida.
El camino no se expresa mediante su comprensión intelectual: Nuestra postura  frente a la vida y nuestro carácter son el camino.
Zen es tu vida cotidiana. Si vas al baño, tienes que inventar tu vida de nuevo en el baño. Si te subes a la bañera, en la bañera tienes que volver a la vida religiosa. De lo que se trata en zazen es de llenar con aire fresco nuestra vida cotidiana.
Satori no significa, aprender nuevos conceptos. Satori significa inventar la propia vida de nuevo. Significa, vivir la propia vida en todo instante de nuevo.
Si te quejas que hace frío, te va a parecer mas frío de lo que ya es. Mejor quédate quieto. Cuando hablamos sobre algo, lo único que hacemos es hacernos tontos a nosotros mismos con las palabras.
Un profesor de judo decía: “En mi escuela se trata de mantenerse fluyendo”. Por ejemplo si el contrincante te ha agarrado de la muñeca izquierda ya es demasiado tarde para preocuparse de la mano derecha. Fluir significa entonces abrirte con la mano izquierda un camino. Cuando comienzas a practicar judo, lo primero que tienes que aprender es a fluir. Teniendo ochenta años todavía hoy sigo aprendiendo lo que significa “fluir”. De esta manera “fluir” significa crear la propia vida de nuevo. No quedarse en ningún sitio, no dejarse estar, no apegarse a nada. El que no reinventa de esta manera diariamente su vida se quedara estancado en la vida cotidiana.
Si no te apegas a ti mismo, la vida en el mundo no es tan difícil. Solo porque te apegas a ti mismo, todo te parece complicado y problemático. Tu crees que la luna esta triste o esta feliz porque la miras desde tu propio punto de vista. ¡Mejor mírate a ti mismo desde el punto de vista de la luna!
No hay razón para sentirse decaído. Cuando tu pierdes significa que tu contrincante ha ganado. En los ojos de dios lo uno es tan bueno como lo otro. Estas atrapado en tus ilusiones y de esta manera te amarras tu mismo. Para salir del callejón sin salida, tienes que contemplar el universo en su totalidad, sin darle preferencia a ningún detalle. Ni las ilusiones se dejan atrapar. Tú eres tú y yo soy yo. Lo que es la felicidad para la cabeza, no es una felicidad para los pies. Si miras todo el universo en su totalidad, los conceptos endurecidos sobre los que se basan tus ilusiones, por si mismo se desvanecerán.
Zen ist die größte Lüge aller Zeiten / Sawaki Kodo. Traducido desde el japonés al alemán por Muho. Frankfurt, 2005. Versión original: Ikuru chikara toshite no zen.

domingo, 27 de junio de 2010

Mañana de Zazen

Ayer nos despedíamos del "curso".  Y lo hicimos, como no podía ser de otra manera, practicando zazen.

Durante los últimos diez meses hemos practicado en Kinema varias veces a la semana.  Nos hemos sentado, dispuestos cada vez a situar nuestra vida ante una encrucijada.  Dispuestos a dirigir la luz de la conciencia a nuestro interior.  Dispuestos a abandonar y dispuestos a compartir esta practica juntos como una shanga.

Para mi es una suerte y un privilegio poder hacer esto.  Me gustaría que para vosotros fuera parecido.  Y si es así, sin duda nuestra práctica será heredera de la que Maestro Deshimaru trajo a Europa.  

Durante dos meses no tendremos zazen en nuestro centro pero tenemos el Campo de Verano en el Templo de Seikyuji, el Campo de Verano en el Templo de La Gendronniere, tendremos también la oportunidad de sentarnos algún día en el parque, por la mañana... pero aunque no hagáis nada de esto, no penséis que vuestra práctica se detiene. Dogen en la primera frase del Fukan-Zazenji dice: " La vía es fundamentalmente perfecta.  Lo penetra todo".  Así que bueno será que pongamos atención en no perder nuestro tiempo y en mirar bien donde ponemos nuestros pies.

sábado, 19 de junio de 2010

Iniciación a la práctica

Entre ayer y hoy, ocho personas se han acercado a Kinema para practicar con nosotros por primera vez. Se han organizado unas jornadas de puertas abiertas y nosotros lógicamente hemos mostrado lo que tenemos: zazen.  
Siempre que alguien nuevo se acerca a practicar me pregunto que es lo que le trae.  Si pensaran que su vida  iba a ser en todo momento cómoda, segura y saludable.  Si tuvieran la garantía de esto, casi con toda seguridad ninguno de ellos se acercaría a zazen.  Estamos educados para perseguir la felicidad, para evitar el dolor, para ocultar el fracaso, para negar la muerte.  Sin embargo, la infelicidad, el fracaso, el dolor y la muerte están ahí y acaban convirtiéndose en el mayor acicate para practicar.  Inseguridad, fracaso, enfermedad, pérdida, impermanencia son un antídoto perfecto para nuestra imaginación, para nuestro egocentrismo.
Nos gusta pensar que las cosas en nuestra vida están bajo control,  pero la vida, una y otra vez nos pone en cuestión.  Aunque nos escondamos muy bien, aunque tapemos todas nuestras aberturas, el dolor y la impermanencia nos alcanzan una y otra vez.  Y no podemos deshacernos de esto fácilmente.  Como el dolor de rodillas durante zazen, mientras más lo negamos más presente está.
Por eso sólo podemos aceptar.  Aceptarlo, asumirlo, confrontarnos con todo esto y permitir que nos vaya desgastando, puliendo, limando aristas, aligerando nuestro equipaje, aligerando nuestro espíritu.
No es fácil.  Maestro Deshimaru decía: "no es un caramelo".
No es fácil caminar erguido sobre esta gran tierra, no es fácil seguir la vía, no es fácil entrar en el ataud.  No es fácil este camino pero sin duda es el más importante sendero que el ser humano puede recorrer.  Por eso cada vez que alguien se acerca a zazen por primera vez pienso que sea como sea y por lo que sea, es un gran momento para la vía.

domingo, 13 de junio de 2010

Guillermo me pregunta...


..si podría escribir un poco sobre Maestro Deshimaru.  

Intentar hacerlo sería una frivolidad por mi parte.  Es cierto que comencé a practicar con él, también es cierto que recibí la ordenación de bodhisattva y de monje de él y que durante tres años asistí a muchas de las sesshines que dirigió.  Pero no tuve una relación cercana.  Desde un punto de vista formal al recibir la ordenación eres  discípulo de quien te la da,  pero decirlo, al menos para mi, implica mucho más que una certificación formal. Y este algo más no se dió en mi relación con Sensei.

()Creo que en occidente hemos abusado de la palabra maestro.  Posiblemente aún no hemos sido capaces de digerir el fuerte contenido con el que nos ha llegado de oriente para metabolizarlo en nuestros esquemas culturales. Se nos llena la boca con la palabra maestro.  Pero he podido comprobar una y otra vez como algún condiscípulo ha pasado con pasmosa rapidez, de llenar el mundo con alabanzas sin límite hacia nuestro maestro a convertirlo en la raiz de todos los males de la humanidad.  Quizás sea la condición humana, no se.

Creo que un maestro es ante todo un amigo espiritual.  Y ahí amigo tiene una fuerza y un contenido que continuamente se nos escapa de las manos. Se dice que un maestro es como el fuego, si te acercas demasiado te quemas, si te alejas demasiado no recibes su calor.  Por tanto estar a la distancia adecuada y por supuesto no estoy hablando de distancia geográfica, es necesario para que pueda establecerse la relación. Esta distancia debe establecerse por ambos lados.  Sinceridad es otra condición imprescindible, necesaria también para ambos. Creo que el discípulo avanza de la mano del maestro pero al tiempo el maestro avanza gracias a este acompañar.
Sea como sea es un tema enormemente complejo sobre el que yo personalmente debo reflexionar profundamente para intentar entenderlo.()


Cuando Raphael nos habla de Maestro Deshimaru, él  nos habla de su maestro.  Él era su discípulo. Discípulo cercano. Acompañó y ayudó a Sensei en su misión hasta su muerte.  Él, por tanto, puede con todo derecho hablar de su maestro, yo no. 

Guillermo, como mucho te puedo hablar de mis impresiones y quizás contarte alguna experiencia pero nada más.

Si tuviera que utilizar una sola palabra para calificar la impresión que Maestro Deshimaru me producía, creo que sin dudarlo utilizaría la palabra solidez.  Si observabas su postura de zazen esta transmitía una absoluta sensación de solidez.  A menudo se utiliza en el zen la imagen de la montaña, sensei sentado en zazen parecía una enorme y sólida montaña.  Pero no sólo en zazen, cuando andaba, cuando realizaba las ceremonias, todo en él desprendía una impresión de solidez.  También sus esfuerzos para implantar el zen en Europa, creo que tenían la fuerza que tenían gracias a la solidez de su decisión de hacerlo. Supongo que como cualquier ser humano pasaría por sus momentos de duda pero cuando enseñaba el Dharma nada manifestaba la menor fisura.

Pero al tiempo, en cada ocasión que pude estar cerca de él o en las pocas ocasiones que pude hablar con él directamente, sentí algo que no es habitual; la certeza de que ese ser humano que estaba delante mío, estaba en ese instante, absolutamente atento a mi. Estamos tan poco acostumbrados a esta sensación que cuando alguien te la provoca puede embriagar.

La vez en la que pasamos más tiempo junto a Sensei, fue durante la sesshin que dirigió en Barcelona.  Era la primera vez que venía a España.  Se comprometió para venir a Sevilla al año siguiente, pero cuando llegó la fecha ya se encontraba  enfermo por lo que nunca llegó a venir personalmente.

Llegó a Barcelona un par de días antes de la sesshin. Durante este tiempo un grupo, literalmente acampamos en la recepción de su hotel.  Manteníamos guardia permanente, siempre dispuestos a robar un poco de tiempo en su compañía.  Paseó por Barcelona, por la Ramblas.  Esto fue todo un espectáculo.  Sensei con su kolomo seguido por un rebaño de discípulos y discípulas, muchos rapados y con pintas extrañas.  La gente se paraba, se giraba, abría la boca y después de unos momentos de paro funcional seguía su camino, supongo que con tema de charla para la comida.  Comimos con él, le acompañamos a la conferencia en la Universidad, al dojo de Barcelona y por supuesto a la sesshin. 

Fue la vez que de una manera más cercana y cálida sentimos su presencia.  Yo aún la siento. Y aunque él no llegó a venir a Sevilla, Etianne, Raphael lo han traido con ellos cada vez en su práctica.  Así que no hay ningún motivo para pensar en esa época como en un momento especial que algunos privilegiados vivimos. Ahora no es para nada distinto.




miércoles, 9 de junio de 2010

y 6.- Ahora estamos aquí

De la misma forma que quien planta un gran árbol sabe que en todo su esplendor lo disfrutarán las generaciones futuras y no él, cuando se participa en el nacimiento de un Templo o de un Dojo debe asumirse que lo que se hace se desarrollará plenamente en el futuro.  
Desde que llegamos a La Morejona, la finca en la que se ubica nuestro Templo de Seikyuji, han pasado veintidos años.  Sin duda en este tiempo el espacio físico -gracias al trabajo de muchos que están y de muchos que no están y a los que nunca podremos olvidar- ha sufrido un gran cambio, un esplendoroso cambio.  Pero quizás, y esa es mi opinión, más importante aún ha sido el cambio que se ha producido en nuestra Shanga.  
Decididos a practicar el Dharma de Buda, juntos como Sangha, en torno a nuestro amigo de bien Raphael.  Ese es el verdadero gran árbol que estamos plantando para el futuro.  Seikyuji es el medio en el que esta semilla se transforma en árbol.  El lugar no es demasiado importante, puede cambiar sin que para nada lo esencial se vea afectado.  

Es en este instante de la práctica del Soto Zen en Sevilla, nuestro dojo: El Dojo Zen de Sevilla Kaiko trata de continuar ayudando al desarrollo del Zen Soto en nuestra ciudad, manteniendo el impulso que Maestro Deshimaru nos dio, que Etianne Zeisler consolidó y que ahora Raphael asienta firmemente. Gloria y yo practicamos desde 1978, somos por tanto coartífices de todo la historia del Zen en Sevilla y queremos seguir siéndolo mientras las energías nos lo permitan.  Reivindicamos plenamente como nuestra esta historia, asumiendo con ello la responsabilidad de transmitir esto que hemos recibido, de empujar todo esto hacia el futuro.  Establecer un dojo es una tarea delicada, en estos años hemos avanzado mucho, pero para nada eso asegura que quede consolidado para el futuro.  Nadie sabe esto, nadie conoce lo que pasará, pero sea lo que sea por favor, no olvidéis que nuestra práctica no tiene fin.  Ocurra lo que ocurra en el futuro, ahora estamos aquí, practicando juntos, disfrutando de practicar juntos.  Lo demás es otra historia que ya alguien contará en su momento.

Esto que he relatado, evidentemente no aspira a ser la historia del Soto Zen Sevillano.  Apenas son unas pinceladas, muchas cosas importantes han quedado fuera. Pero creo que es suficiente, para que los que comencéis la práctica en nuestro dojo, podáis entender de donde venimos ya que hacia donde vamos, eso, está solo en vuestras manos.

martes, 8 de junio de 2010

5.- Buscamos un Templo

Organizar una sesshin, en una época en donde sólo disponíamos de centros religiosos cristianos para hacerlo, era complicado.  Éramos recibidos con amabilidad, sin duda, pero las condiciones para desarrollar una sesshin no eran a menudo las más adecuadas.  Quizás por esto, desde que la primera sesshin terminó, empezamos en el dojo a madurar la idea de encontrar un lugar, de nuestra propiedad, en donde pudiéramos organizar las sesshines con total libertad.
No era un objetivo sencillo pero quién había dicho que nos gustaran las cosas fáciles.  Durante años, primero como Dojo de Sevilla y a partir de 1984 como Asociación Cultural Dojo Zen de Andalucía, buscamos y rebuscamos por muchos lugares sin encontrar nada adecuado.
Pero cuando la idea había madurado lo suficiente apareció la ocasión. En nuestro caso llegó de la mano del padre de una de nuestras compañeras en el dojo.  Este fue encargado de la venta de una considerable extensión de olivar que incluía un cortijo.  No tenía demasiados problemas para vender la tierra, pero ¿qué agricultor querría gastarse su dinerito en un cortijo semiabandonado? Ahí aparecimos nosotros.  Cerca de Sevilla,  a unos cincuenta kilómetros por autovía, con una extensión suficiente, suficientemente aislado y con elementos en uso que permitirían su utilización inmediata.  Era casi perfecto.  El casi incluía un precio que con nuestros ahorros no podíamos pagar y una perspectiva de trabajo descomunal.  Pero gracias a los fuses fue posible avanzar.

() Fuse - Dana Prajna Paramita- el don: Los sutras nombran tres tipos de fuse: -Los fuses materiales; dinero, comida, trabajo... -Los fuses inmateriales; apoyo, consuelo, empatía... -El fuse del Dharma; nuestra práctica de zazen...  
Sean materiales, inmateriales o del Dharma lo más importante es olvidar lo que se da y olvidar a quien se da.  El que da, el que recibe y lo que se da no existen el uno sin el otro, cada uno incluye al otro y los tres están vacíos.
No apegarse a nada es el más alto fuse, el más alto don. ()


Los primeros tiempos en La Morejona fueron muy duros.  Íbamos casi cada fin de semana a trabajar.  Cuando llegábamos lo primero era sacar lo imprescindible para dormir y cocinar del "bunker".  Llamábamos así a una pequeña habitación en la que guardábamos lo mejor posible lo poco que teníamos.  Sacarlo, limpiar el lugar en el pondríamos nuestros colchones; no podéis ni imaginar hasta que punto todo estaba sucio; preparar la cocina, el dojo.  Cuando terminábamos con esta fase previa ya estábamos agotados y luego zazen, samu y al final limpiar y recoger todo de nuevo.  Sin duda estábamos tocados por un espíritu que nos impulsaba: Dana Prajna Paramita.

El trabajo que inicialmente estuvo en manos de practicantes del dojo de Sevilla, arrastró a los de Andalucía y más tarde a los de toda la península ibérica.  Gracias al impulso que Raphael Doko Triet le dio, sus discípulos fueron incorporándose a este trabajo desde todas partes de España,  desde Portugal,  desde Francia...
La asociación que era de ámbito Andaluz se quedó pequeña.   Los miembros de la asociación dando muestras de su generosidad en la práctica, transformaron voluntariamente esta asociación andaluza en otra en la que entraran todos, vinieran de donde vinieran.  Este paso fue el que permitió que el cortijo se transformara en un lugar de práctica y este en un templo.

Nuestro templo, el lugar en que nuestra shanga se transforma.  A menudo por la fricción, que permite que nuestras aristas se pulan.  No siempre es fácil, pero como dije al principio: ¿quién ha dicho que nos gusten las cosas fáciles?



sábado, 5 de junio de 2010

4.- Ordenaciones




Tras nuestra estancia en la Gendronniere fuimos a París para las ordenaciones. Alonso y yo le habíamos solicitado a Sensei la ordenación de bodhisattva, así que Gloria y yo nos reunimos con él en París y esperamos juntos, haciendo un poco de turismo el día de la ceremonia. Mientras tanto, por supuesto íbamos al dojo a hacer zazen por la mañana y por la tarde.
El dojo de Pernety. Para nosotros era como un imán. Durante los días que pasamos en París volvíamos una y otra vez a ese lugar no sólo para hacer zazen sino para disfrutar un poco de la energía -siempre utilizo esta palabra con mucha reticencia- que circulaba por allí. Este dojo de Pernety era el centro del mundo zen para nosotros, un poco como nuestra Meca particular.
El Domingo 13 de Enero de 1980 fue el día de nuestra ordenación.

() .- ¿Qué representa la ordenación? Le preguntaron una y otra vez a Maestro Deshimaru.
.- " ¡Significa convertirse en hijo de Buda! Vuestro Karma se transforma después de la ordenación. Aunque queráis hacer el mal no podréis. Es algo automático y natural. No se trata de un compromiso voluntarista. Automáticamente no podréis hacer el mal y aunque lo hagáis, el deseo de hacerlo disminuye rápidamente. Las pasiones disminuyen inconscientemente por el comportamiento del cuerpo. De esta manera podréis seguir el orden cósmico inconscientemente, naturalmente,automáticamente. ()

Pues ahí estábamos dispuestos a seguir el orden cósmico. Tras esta ceremonia de ordenación que era al mismo tiempo la primera a la que asistía y la mía; he asistido a un sinfín de ceremonias de ordenación. Creo que podría repetir cada paso sin tener que seguir ningún guión, sin embargo puedo aseguraros que no recuerdo absolutamente nada de esta. Sólo conservo una imagen en la que me veo en el centro del dojo junto al resto de los participantes en la ordenación. Ya está, no recuerdo nada más. Estaba como en una nube de la que salí con un rakusu, mi rakusu de Bodhisattva en las manos. El símbolo material más elevado de nuestra práctica. El que cada mañana ponemos en la parte más elevada de nuestro cuerpo, sobre nuestro cráneo, sobre nosotros, mientras recitamos el Sutra del Kesa.

() .- ¿Qué significa el Kesa?
.- "El kesa, el rakusu es la esencia del budismo, el símbolo de Buda. El principal objeto de fe en el zen. El primer kesa se realizó con las mortajas de los muertos, con los paños utilizados en los partos y en las reglas de las mujeres...todo lo que estaba manchado, lo que nadie quería y estaba destinado a la basura. Lavaron estos paños, los desinfectaron con cenizas, los cosieron y así se convirtieron en el hábito del monje, el hábito más elevado. La materia más baja puede llegar a ser la más pura. Lo mismo sucede con nuestro espíritu." - Preguntas a un Maestro Zen- Editorial Kairós.()

No sabría explicar cómo ni por qué, pero tengo la certeza de que mi fe en este rakusu ha permitido que en mi vida siempre hubiera un estabilizador. No encuentro otra palabra que lo defina mejor. Mi fe en el kesa ha funcionado a la manera de un estabilizador. Ha impedido que me hundiera en las profundidades del mar. Siempre me ha mantenido a flote. No penséis que hablo de un talismán. La tela no tiene ningún valor, es la fe en el símbolo la que actúa en nuestro espíritu. A diferencia del cristianismo en el que la fe es un don gratuito de Dios; Dios se la da al que quiere y se la quita al que quiere. En nuestra práctica nosotros creamos, acrecentamos, consolidamos nuestra fe cada mañana. En zazen, con el kesa o el rakusu sobre nuestra cabeza. Inconscientemente nuestra fe crece y el kesa se preserva para el futuro. Nos influencia sutilmente, influencia a los demás, ahora, en el futuro e incluso creo que extiende esta influencia hacia el pasado.

"Vestidura de la Gran Liberación.
Kesa del campo de la felicidad ilimitada.
Recibo con fe la enseñanza de Buda,
para ayudar a todos los seres sensibles."



lunes, 31 de mayo de 2010

3.- nos vamos a Francia


Después de esta primera sesshin con Stephan, estábamos lanzados. Ya no podíamos esperar más. Teníamos que ir a Francia, teníamos que conocer a Sensei y practicar con él. Así que cuando nos enteramos que en la navidad de ese año se celebraría, en la recién adquirida Gendronniere, la primera sesshin y que Sensei pondría también la primera piedra del que sería el primer dojo, del primer Templo Zen de Europa, pues no lo dudamos. Era una señal del cielo y teníamos que seguirla.

Y la seguimos con una dosis de decisión absolutamente incombustible.

()En algún momento debería hablar sobre el espíritu del principiante. Pero este espíritu es algo tan inherente a nuestra práctica, tan esencial en ella que no me atrevería yo a tratar de explicarlo o definirlo. Permitidme que haga simplemente un acercamiento a uno de sus elementos. La decisión. La decisión tiene la fuerza de moldear las circunstancias. Permite que las cosas sean como deben ser en relación con la práctica. A veces es posible confundir la decisión con inconsciencia, incluso con fanatismo, pero no nos dejemos engañar una vez más, no tiene nada que ver.()

En esa época ir a Blois, la ciudad francesa junto a la que se encuentra La Gendronniere, no voy a decir que fuera complicado, pero al menos si debo decir que era largo, muy largo, tan largo como un día y dos noches en tren. El penúltimo trayecto, había que hacer un sinfín de transbordos, era entre Hedaya y Saint Pierre des Corps. El tren paraba en Saint Pierre des Corps dos minutos entre las cinco y las cinco y cinco de la madrugada, en nuestro caso la madrugada del 1 de Enero de 1980.
Después de dos días de tren estábamos completamente agotados, pero no podíamos dormirnos ya que pasarnos la estación habría sido caótico. Fue una noche muy larga; en el resto del mundo la gente celebraba el año nuevo y en ese tren nosotros ni siquiera nos acordábamos de nuestros nombres. Conseguimos bajarnos y enlazar con un último tren, el que en menos de una hora nos dejaría, previa parada en absolutamente todos los apeaderos del trayecto, en Blois.

Por fin llegamos, día 1 de enero, seis de la mañana, estación de Blois, nuestra confianza al 110%.

Creo que es el momento de explicar que todo lo que nosotros sabíamos en ese momento sobre la Gendroniere era que estaba en Francia, en Blois y que era un Chateau. Creo que esperábamos que a la salida de la estación hubiera un cartel luminoso que nos indicara la dirección con claridad. Evidentemente no había ningún cartel. Ni tampoco había nadie. Blois a esa hora, esa noche, estaba desierta. Nuestra confianza bajó al 100%.

Después de una hora de deambular por los alrededores de la estación nos habíamos encontrado con tres personas, las tres borrachas. Creo que debo explicar también que nosotros en esa época no teníamos ni idea de francés. Para tratar de que nos orientaran sólo disponíamos de una foto similar a la que podéis ver en la cabecera de la entrada. No sé por qué razón los tres que vieron la foto nos miraron con cara de sorpresa e inmediatamente se descojonaron. Estábamos al 40%.

¡Una parada de taxis!. ¿Cómo no se nos había ocurrido antes? Pasaron veinte minutos antes de que apareciera el primer taxi. No creo que en ese momento pasáramos de un 20% de confianza. El taxista se bajó y supongo que nos dijo algo así como: ¿a dónde queréis ir?. Le enseñamos la foto y sorpresa , pareció reconocerla. Aunque os parezca increíble de creer, creo que es el momento de explicar que no teníamos ni una sola moneda en dinero francés (época aún de la peseta y el franco). Es increíble ¿verdad?, pues así era. Saqué mi bonito billete de quinientas pesetas y el taxista con absoluta agilidad mental entendió que no teníamos dinero. Se dio la vuelta y se metió en la oficina que había en la parada. Amigos, en ese momento tocamos fondo, si nuestra confianza llegaba al 5% era de puro milagro.

Posiblemente sea verdad que tienes que llegar al fondo para poder impulsarte hacia la superficie. Porque cuando ya no esperábamos más que una oportunidad para subirnos a un tren que nos trajera de regreso a Sevilla, el taxista salió y nos dijo en un francés que por primera vez en mi vida entendí a la perfección: "Vamos, os esperan en la Gendronniere".

Cuando el taxi enfilaba la carretera que va paralela al Loire empezó a amanecer. Os aseguro que pocas veces en mi vida el amanecer me ha parecido tan bello, tan absolutamente pleno como esa vez. Un cartel anunciaba: La Gendronniere 1km. En ese momento acariciamos el cielo. Alguien esperaba en la escalera del Chateau, alguien que se acercó al taxista y le pagó, alguien que sin saberlo dio un impulso definitivo a nuestra decisión de practicar con esa Sangha, con ese maestro y con sus herederos. Alguien que había recibido la llamada de un taxista compasivo a las siete de la mañana y que no había dudado en ayudar a unos completos desconocidos.

A lo largo de mi vida he pasado -y con toda seguridad pasaré en el futuro- por etapas muy oscuras. A veces insistimos en meter la cabeza en el agua y ahogarnos. Lo hacemos porque nos auto convencemos de que en algún punto del camino hemos perdido, olvidado o enterrado nuestra capacidad de cambiar las cosas. Llegamos a creernos que esa decisión que Gloria y yo teníamos en ese momento en relación con la práctica es cosa del pasado. Es mentira. Siempre ha estado ahí, siempre está ahí. Sólo tenemos que sacar la cabeza del agua y volver a sorprendernos con lo que nos rodea. Creerme es fácil, si yo en algún momento fui capaz por la práctica de coger un tren, sin dinero, sin conocer el idioma, con una foto y una confianza del 110%, sigo siendo capaz de hacerlo, somos capaces de hacerlo. Aunque a veces todo a nuestro alrededor quiera que creamos lo contrario.

Hoy me he pasado. Disculpadme.