Foto de monique roysesseginge-verano 2010 |
Dulce, salado, agrio, amargo, ácido. Nuestro paladar percibe todo este espectro de sabores. Sin embargo, poco a poco el ser humano ha ido descartando, amargo, agrio, ácido, para casi reducirlo todo a dulce-salado. En cada aspecto de nuestra vida es parecido. El espectro de nuestras posibilidades se reduce, buscando lo común, lo fácil, lo globalmente aceptado. El Espíritu, es por tanto continuamente cercenado desde todos los ángulos. Ni nos damos cuenta. Agrio, amargo, ácido; ¿a qué te refieres?. Nuestros padres, profesores, nuestros maestros, cuando nos educan; ¿nos enseñan a apreciar agrio, amargo, ácido o sólo nos aportan dulce y salado?. Quizás esto nos ayude a distinguirlos. Y nosotros estamos dispuestos a apreciar estos sabores o preguntamos también: ¿a qué te refieres?. Quizás esto nos ayude a distinguirnos.
No todo el que camina sobre dos pies tiene espíritu.
¿Es decir esto una herejía?.
Quizás lo sea.
Dulce, salado, agrio, amargo y ácido.
Nuestro paladar percibe todo este espectro de sabores,
¿o ya no?.
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