jueves, 13 de septiembre de 2012

¿Está sonando ya el madero?

En mi situación de responsable de dojo a menudo me encuentro con personas que me requieren para que ofrezca alguna respuesta a sus preguntas.  Estas generalmente están relacionadas con el sentido de la vida, con su final, con el satori, la iluminación o el despertar.  Grandes preguntas a la búsqueda de grandes respuestas. 
Los que me conocéis ya habréis podido comprobar que mi sabiduría es muy limitada, pero me llega como para saber que la respuesta a estas preguntas es que estas preguntas no tienen respuestas.  Al menos formuladas así.  Al menos formuladas desde ese estado de espíritu.
Nos inquieta, nos atenaza el alma la necesidad de encontrar una respuesta al sentido de la vida mientras que nuestra vida se desliza delante nuestra sin que nos percatemos.  Nos esforzamos por encontrar el camino hacia la iluminación, el camino a esa especie de orgasmo espiritual en la que se ha convertido en nuestra cultura occidental el satori y mientras, violentamos nuestro espíritu cerrando nuestros ojos a las imágenes del mundo y cerrando nuestros oídos a los sonidos del mundo.  Para eso no vale la pena practicar.
El otro día mientras recordábamos a Liliane contaba en nuestro dojo de Sevilla como los últimos años ella se sentaba a la entrada del castillo de la Gendronniere antes de zazen y a los que pasaban les preguntaba: ¿Está sonando ya el madero?.  Preguntaba una y otra vez si estaba ya sonando el madero que anuncia el comienzo de zazen.  Esa si que es una buen pregunta.  ¿Está sonando ya el madero?.  Para esa pregunta si que tengo una respuesta.  Puedo deciros con absoluta certeza que si, que el madero ya está sonando en este instante para cada uno de nosotros.  ¿No lo oís?.  Debemos hacernos uno con esta pregunta y realizar su respuesta instante tras instante.



martes, 4 de septiembre de 2012

El dragón se sumerge en el agua


Si comprendéis que zazen es la gran puerta de la ley, seréis parecidos al dragón que se sumerge en el agua o como el tigre que se reencuentra con sus bosques profundos” (Maestro Dogen)

Hemos incluido este fragmento de Dogen en nuestro tríptico.  Hemos tenido alguna discusión al respecto. Algunos piensan que es un texto un poco oscuro para personas que no saben nada sobre la vía.  Es posible.  También es oscuro para muchos que siguen la vía. Encontrarnos con nuestra naturaleza original nos parece siempre algo oscuro y lejano.  Para la mayoría de nosotros esto, este reencuentro, es algo completamente ajeno a nuestras vidas.  Nuestra cotidianidad nos está señalando continuamente la dirección opuesta.  La que nos lleva a alejarnos del latido de nuestro corazón, del palpitar de nuestro espíritu, de los auténticos sonidos del mundo.  Desde este lugar esta frase de Dogen es completamente oscura.  Pero sin embargo si por cualquier circunstancia el desasosiego anida en nuestra alma encontrarnos con una frase como esta puede separar el cielo de la tierra de un solo golpe.  Hay que tener fe en esto.  Todo lo que como dojo hacemos en Sevilla de cara al exterior sólo encuentra su sentido cuando nos damos de frente con alguien que siente este desasosiego.  Esa es la razón de que no sólo nos esforcemos en practicar juntos sino que tratemos además de acercar nuestra práctica a todo lo que nos rodea. 
El dragón se sumerge en el agua, el tigre se reencuentra con sus bosques profundos, ambos penetran decididamente ahí donde su naturaleza original se expresa de forma espontánea.  Nosotros hacemos continuamente el camino contrario, penetramos una y otra vez en terrenos ajenos a nuestra naturaleza, ajenos al latir de nuestro corazón.  Por favor escucharlo, escuchar ese latido, el os indica siempre con absoluta certeza la dirección del camino a casa. 
Estamos aquí, juntos un año más para escuchar ese latido y para que la práctica compartida lo amplifique de tal manera que el mundo entero lo escuche.  Pero para eso debemos entrar en el agua, penetrar en el bosque profundo, ir allí donde debamos estar, sin vacilación y sin miedo.