Sin duda una de las mayores aportaciones que el budismo zen ha impreso en mi visión del mundo, ha sido la de pasar de considerar, que yo como individuo he nacido en un universo cambiante a aceptar que el universo cambiante soy yo mismo.
Es desde esta perspectiva que la frase de Kosho Uchiyama: “ Traigo mi propio mundo a la existencia, lo vivo y me lo llevo al morir ”, penetra hasta la médula. Y es desde esa médula que podemos poner en verdadero valor a zazen, el instante en el que simplemente ponemos ese mundo delante nuestra, aquí y ahora, sin juzgar, sin atrapar, sin rechazar. Y es sólo desde ese instante que podemos cumplir nuestro voto de salvar a todos los seres sensibles. Y es por fin desde ahí que podemos encarnar la frase de Buda: “todos los mundos son mi mundo, todos los seres mis hijos”.
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