Era el primer zazen de una sesión del campo de verano en la Gendronniere. El godo se acerca al dojo acompañado por la campanita. Entra con decisión, mira a su alrededor y descubre a más de trescientas personas sentadas en zazen. De forma automática, inconsciente da un paso atrás. Hoy que empezamos un nuevo “curso” de práctica, juntos, aquí, me gustaría hablar sobre este paso atrás.
Siempre queremos avanzar, ir hacia delante. Dar un paso atrás, retroceder no entra en nuestros esquemas, sin embargo es este paso atrás el que en la vía garantiza la frescura de la práctica.
Dar un paso atrás implica estar dispuesto a poner nuestra práctica en el regazo de algo más grande que nosotros mismos. Implica estar dispuestos a sobrecogernos con esto que está delante nuestra, a nuestro alrededor, en nuestro interior.
Comenzamos un nuevo curso de práctica aquí, juntos. Permitir que vuestro espíritu de un paso atrás, sobrecogido por zazen, por la vía, por la shanga que conforma este pequeño grupo de practicantes sinceros. Cada uno de nosotros solos frente a esto que nos sobrepasa, cada uno de nosotros compartiendo esto con los demás.
Dar un paso atrás y luego avanzar resueltamente hasta más allá, hasta la otra orilla, juntos. Hago votos para que sea este espíritu el que impregne la práctica de esta pequeña shanga durante este año.
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