viernes, 28 de junio de 2013

Introducción al Ango - Templo de la Gendronniere - Junio 2013

Amigos, siento no haber podido practicar con vosotros durante estos últimos días del mes de Junio.  Como sabéis, Gloria, Roger y yo hemos estado en la Gendronniere durante diez días en una introducción al Ango organizada por la A.Z.I.  Les he pedido a ambos que escriban un pequeño texto sobre la experiencia y que junto al mío propio sirvan para que de alguna manera podamos compartirla con vosotros. 

Ahora el Dojo de Sevilla Kaiko, permanecerá cerrado hasta el Lunes dos de Septiembre, pero no olvidéis que nuestra práctica no se detiene, que nuestra práctica continúa.  Espero que podamos encontrarnos de nuevo para practicar juntos en el dojo en Septiembre.  Un fuerte abrazo.

Yo tenía muchas ganas de hacer un Ango, pero suelen durar tres meses y disponer de tres meses libres era algo muy complicado así que cuándo se organiza en la Gendronniére uno de diez días y Alfonso me lo propone me parece una buena idea .
Eramos 15 , todos europeos: ingleses, franceses, suizos, tres españoles y una chica sueca. Ha sido un periodo muy intenso, nos levantábamos a las 4 y media. A las 5 zazen  y después era un no parar, genmai, samu, desayuno, Teisho, ceremonia de las 11, comida, estudio personal o descanso, samu,  entrenamiento en los sonidos , cómo utilizar los oriokis, cómo hacer sampai o gassho de la manera correcta...., la hora de la ducha y a continuación la ceremonia de la tarde, cena, samu y zazen.  A las 9 las claquetas nos avisaban de que la hora de dormir había llegado...., y así durante diez días.
A lo largo de este tiempo los responsables "Chiji" y el vice- abad del templo nos han ayudado en todo momento.
Los quince que hemos participado en el Ango venidos de distintos lugares y con lenguas diferentes, poco a poco unidos en el silencio y el trabajo juntos, hemos encontrado una armonía difícil de expresar con palabras. Sin duda ha sido una experiencia muy especial que te cambia la perspectiva de la vida y de uno mismo.
Me alegra mucho haber participado de ella y estoy agradecida a las personas que con su esfuerzo lo han hecho posible. Gloria Sengetsu Martín

Compañeras y compañeros de practica,
ya estamos de regreso a Sevilla después de haber estado en el templo de la Gendronnière, en Francia, unos diez días, en Ango.
El ango es un periodo de tiempo durante el cual dejamos de lado nuestra pequeña persona y nos fundimos con el grupo formado, en este caso, por quince monjes, mas los cinco Chiji, que nos dirigían. En substancia, armonizarse con el conjunto de los participantes. “Formar un único cuerpo suavizando su propia luz para disimularse bajo el polvo.”
En este periodo de tiempo pudimos beneficiar de la enseñanza en forma de Teisho de Raphael Triet que hizo la introducción y mas tarde de Roland Rech, de Jean Pierre Faure,  de Gerard Pilet.
Los momentos de zazen en el Sodo, la practica de los instrumentos, de los sutras, de las ceremonias en el Hato, de samu, contribuyeron a formar este único cuerpo, el cuerpo de Buddha, habiendo conseguido abandonar nuestras particularidades, nuestro ego, toda forma de egoísmo.
La enseñanza, las diversas practicas, sean las del Mokugio, del Taiko, del Bonsho y varias campanas y también  las variadas ceremonias que sean en el Hato, en el comedor o en el Sodo como por ejemplo la ceremonia de la Genmai nos permitieron acercarnos del espíritu del Despertar, de ir al encuentro de energías que nos van a llevar a no estancarnos en la practica. Lo importante es el espíritu con el cual se practica y saber que somos únicamente un elemento del conjunto, del todo.
Cuerpo y Dharma nos permiten a niveles que se completan profundizar la practica. Practicar zazen y estudiar el Dharma, observar las reglas y los preceptos, aprender la sabiduría  y la compasión.
Estos diez días  fueron como algunos ya dijeron, mágicos. En solo diez días conseguimos constituir un solo cuerpo. Conseguimos armonizar nos con personas a pesar de que no nos conociéramos de nada, viniendo de países y hablando idiomas diferentes.
Fue una maravillosa experiencia de la cual he aprendido por mi parte muchísimo sobre el espíritu de la practica. No me esperaba a tanto.
A vosotros que sois jóvenes, os invito, cuando venga el momento, a seguir la experiencia del Ango, vendréis transformados. Roger Pons



Como algunos ya sabéis, iba a este pequeño Ango de diez días con sentimientos encontrados. Por un lado tenía curiosidad, deseaba tener la oportunidad de profundizar en las formas, en las ceremonias para poder encontrar su sentido más profundo. Pero al mismo tiempo tenía miedo del esfuerzo físico que pudiera representar y de que esta insistencia sobre las formas más que hacerme profundizar en su espíritu me empujara a su rechazo.
Pero durante un Ango no hay tiempo para estas consideraciones.  Sin duda implica un esfuerzo físico importante, debemos de tener en cuenta que en Japón los monjes practican Ango muy jóvenes, en torno a los veinte años y con un tiempo de practica muy pequeño.  Flexibles por tanto en todos  los sentidos.  Mientras yo, con cincuenta y cinco años y treinta y cinco de práctica me encontraba en una situación muy diferente  Pero eran solo diez días y al menos en esta ocasión, desde el mismo comienzo se creo una dinámica un poco "mágica" que nos impulsaba y nos sostenía y que permitía que tanto el cansancio, como lo pre-sabido, o lo pre-comprendido se disolviera con suavidad en este impulso colectivo de la sangha que formábamos los participantes en el Ango.
Nuestra gran sangha, la sangha de Maestro Deshimaru ha evolucionado mucho en las formas en que expresa la práctica en estos cuarenta y cuatro años.  Durante un buen número de ellos todo parecía haber quedado detenido como en una fotografía congelada en la época en que Sensei aún estaba vivo y luego ,de golpe, daba la impresión de que todo empezaba a cambiar demasiado deprisa. Lo cierto es que al margen de esta imagen exterior, interiormente la corriente de la sangha estuvo evolucionando todo el tiempo, madurando en la dirección que señalaba el espíritu religioso de nuestra práctica.
Expresar en cada instante el espíritu religioso que nos impulsa.  Al margen de cual sea el origen de las formas que adoptemos. A veces usaremos formas originalmente japonesas mientras otras las adaptaremos a las circunstancias de nuestro entorno cultural. Pero fuera cual fuera su origen, lo importante es que sea el reflejo de nuestra presencia en el instante y la manifestación de nuestro espíritu religioso.  Esa es la principal enseñanza que este Ango me ha ofrecido.  Os ánimo a que profundicemos en nuestra  practica juntos en el dojo en esta dirección.  alfonso sengen fernández  



domingo, 9 de junio de 2013

Sangha


Sangha

De nuevo, como cada año, hoy  tendremos la reunión anual de la Sangha de este Dojo Zen de Sevilla, de este Kaiko Dojo, el Dojo de la Luz Oculta 
Esta reunión no es una reunión ordinaria.  No es una reunión social.  No es una reunión de amigos. Al margen de la amistad que nos una, al margen de los temas que hablemos, al margen de las decisiones que tomemos, , aunque comamos y bebamos juntos, esta reunión de la Sangha es ante todo, la expresión física, de nuestra determinación, de seguir impulsando el Dharma de Buda, en nuestro entorno. 
Sangha literalmente significa asamblea.  La asamblea de las personas que practican la vía juntos. Las personas que forman la Asamblea de este dojo cambian de la misma manera en que todo lo hace a nuestro alrededor.  Algunos llegan y otros se van.  Algunos, durante un tiempo despliegan una importante energía al servicio de la sangha mientras otros se mantienen al margen y en algún momento, por alguna razón, esto da la vuelta.  Algunos se acercan al dojo y rápidamente asumen responsabilidades mientras que otros que las asumieron en su momento dejan de hacerlo.  La Sangha es un organismo vivo.  La forman un grupo de individuos, pero es más que los individuos que la forman. Este es el aspecto sobre el que debemos profundizar, el punto sobre el que debemos clavar la aguja de acupuntura.  La sangha sobrepasa la decisión, la determinación, la energía, la sabiduría, de cada uno de nosotros y nos arrastra. Es por esto que se considera uno de los tres tesoros. La sangha nos arrastra pero al tiempo depende de nuestro impulso y de nuestra guía.  Ponemos todo lo que podemos poner y luego nos abandonamos al orden cósmico.  Debemos mantener siempre juntos estos dos aspectos: impulsar y abandonar.  Esto permitirá que nada en nuestra sangha se estanque, que nada se corrompa. Pero al mismo tiempo debemos recordar los tres espíritus sobre los que he hablado estos últimos días: La suavidad. El espíritu suave, que no violenta, que no crispa, que no reprime, que no coacciona.  El espíritu que busca, que encuentra las rendijas, los poros por los que penetrar suavemente hasta la médula. Practicar con suavidad.
La sinceridad. El espíritu sincero. Que no oculta, que no simula, que no engaña, que no maquilla, que expresa en cada instante su práctica, su realización tal cual es. Practicar con sinceridad.
Y el espíritu generoso. La expresión máxima de esta generosidad en la sangha es practicar olvidándose del propio despertar, de la propia realización concentrándose exclusivamente en crear, en cada momento, las condiciones idóneas para que más y más personas puedan practicar a nuestro lado.  Practicar con generosidad.
Es posible, que para cada uno de nosotros sea difícil expresar, desarrollar nuestra práctica a partir de estos tres espíritus, pero practicando juntos si podemos.  De hecho estos tres espíritus deben de estar siempre presentes si queremos mantener nuestro dojo lejos de los fundamentalismos y sectarismos por un lado y de la tentación de convertir nuestra práctica en una práctica de bienestar por otro.  Así podremos, juntos, siempre juntos, aportar una pequeña luz que sirva para iluminar este pequeño rincón del mundo en el que vivimos.
Y mientras sea yo el responsable de este dojo confío en que otro espíritu esté también presente en nuestra práctica juntos, el espíritu del buen humor.  Ese que  permite que podamos reírnos de nosotros mismos.  Ese que quita la densidad que sobra, el dramatismo que sobra permitiendo que todo sea un poco más ligero. No debemos renunciar nunca a este ligereza que el buen humor da a la practica. Practicar manteniendo el buen humor. Seguro que tendremos una buena reunión.