lunes, 30 de abril de 2018

Mostrando nuestro agradecimiento

Esta sesshin dedicada a la memoria de Maestro Deshimaru llega a su final.  Tras este último zazen ofreceremos incienso en su memoria.  Durante la sesshin, en el altar, hemos tenido una foto suya.  Cuando preparaba la maleta antes de venir para el templo, dude que foto traer.  La primera vez que fuimos Gloria y yo al dojo de París este se encontraba en la Rue Pernety.  Allí compramos una foto, muchos seguro que la conocéis, que le habían tomado a M. Deshimaru durante una sesshin del año anterior.  En esta aparece sensei sentado en zazen, en gassho, recitando el sutra del kesa y junto a él, en seiza, en gassho y en pijama se encontraba el hijo de Ettianne que entonces debería tener cinco o seis años.  Es una foto muy hermosa que tengo desde entonces en el salón de mi casa.  Esta foto tiene una curiosa característica, con los años, la cara, sólo la cara de Deshimaru se ha ido difuminando, hasta hacerse casi transparente.  Ha ido desapareciendo poco a poco hasta dejar sólo una silueta. El resto de la fotografía sigue estando en aceptables condiciones.
Han pasado treinta y seis años desde el fallecimiento de M. Deshimaru.  Durante este tiempo, algunos, han idealizado su recuerdo hasta el punto de casi divinizarlo.  Otros, por el contrario, lo han criticado, y lo critican aún por considerarlo el origen de un zen erróneo.  Y en mi foto, ajeno a todo esto, sensei desaparece, se evapora poco a poco. 

Mostrar nuestro agradecimiento es esencial.  Pero ahora, aquí, sólo nosotros somos responsables de cómo la práctica se desarrolla, de cómo es impulsada hacia el futuro. Sólo de nosotros depende cómo se desarrollará la práctica en nuestros dojos, en este templo, en nuestro país.  No descarguéis esa responsabilidad sobre ningún muerto.  Sólo los vivos pueden poner un pie detrás del otro y avanzar. Sólo nosotros podemos agarrar esta realidad y llenarla con la dignidad de nuestras vidas.  En este instante sólo nosotros estamos en la confluencia de esas dos líneas encontradas: la de las condiciones y circunstancias reunidas por nuestros antepasados que han dado por resultado esto que llamamos yo y la del Dharma protegido e impulsado generación tras generación por un infinito número de practicantes. Todo esto confluye ahora, aquí en nosotros.  Es nuestra responsabilidad.  Una enorme responsabilidad. Aquí de nada sirven las creencias, dejar de ser creyentes.  Las creencias no servirán de justificación a esta vida, con forma humana, tan difícil de obtener.  Las creencias no son de ninguna utilidad cuando se nos ha dado la oportunidad de transitar por la vía.  Así que no nos queda mas que poner toda la atención en cada paso que damos para el bien, para el beneficio de todos los seres sensibles.

Hacer esto si que es una verdadera muestra de agradecimiento.