sábado, 5 de febrero de 2011

Temas de reflexión

Un tema que aparece periódicamente  en las conversaciones  de la shanga, es el de  si determinadas responsabilidades en un templo o en un dojo deberían ser asumidas exclusivamente por monjes o no.  Personalmente no es una cuestión que me preocupe lo más mínimo. No perdería ni un instante en discutir sobre esto si no creyera que es un tema interesante no por si mismo sino por el gran número de otras consideraciones que arrastra tras él.


Por ejemplo; se repite a menudo cuando surge este u otro tema de discusión parecidos, que alguien en algún momento de la conversación dice: “Esto es  así porque en nuestra tradición-escuela siempre ha sido así”. Después de esta frase determinante, todos asentimos y nos quedamos tan panchos.
A mi en primer lugar me gustaría saber si cuando decimos algo de este estilo, estamos haciendo referencia al Japón actual, nos remontamos a lo que ocurría en la china de los Song, a las cinco dinastías o quizás a la India Búdica. En cada uno de estos momentos y por supuesto también en todos los intermedios, ha sido diferente, ahora es también diferente.  Lo esencial no cambia pero las condiciones y características si.  Entonces desenmarañar lo esencial de entre todo el conjunto de condiciones y características cambiantes es el trabajo asignado a cada generación.  La nuestra no puede ser ajena a esto.
Aceptar que las cosas son así, simplemente por que siempre han sido así no es algo que debamos asumir, tampoco debemos asumir que la normativa que caracteriza a la ética confuciana invada la ética budista; no son la misma cosa.  Asumir todas estas cosas es  desentendernos de nuestra responsabilidad en este momento histórico preciso.

Plantearnos que significa ser monjes zen ahora y aquí.  Plantearnos si no estaremos minusvalorando la figura del Bodhisattva esencial en el desarrollo del Budismo Mahayana.  Plantearnos qué  significa tomar refugio en el Buda-Dharma-Shanga. Plantearnos si profundizar en nuestra herencia más cercana debe significar al mismo tiempo aceptar como válidas las cargas simbólicas de estatus, autoridad, grados, que parecen acompañarla o tratar de dejarlas a un lado, etc, etc.
Reflexionar y hacer evolucionar todo esto es nuestro trabajo ahora. En nuestro dojo en Sevilla, en nuestro templo,  en cada lugar de práctica. No podemos delegarlo. 



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