martes, 8 de febrero de 2011

Sandokai

Desde hace algunos meses en Sevilla, en nuestro dojo, hemos empezado a recitar el Sandokai en alguna de las ceremonias de la mañana.  Creo que es importante contar con una traducción de este texto.
El Sandokai fue escrito por el Maestro Sekito.  El nombre Sekito se traduce por “cabeza de piedra”.  Parece que este nombre le viene de sentarse en zazen en una cabaña que construyó sobre un saliente rocoso en el monte Heng.  En esta pequeña ermita con techo de paja escribió “El canto de la cabaña del techo de paja”.  En una de sus estrofas dice:

“Aunque la cabaña sea minúscula, contiene el universo entero.
 En diez pies cuadrados, un anciano ilumina las formas y su esencia.”

Los dos discípulos más conocidos de Eno fueron Seigen y Nangaku.  Seigen tuvo como Discípulo a Sekito (nieto por tanto en el Dharma de Eno) y Nangaku a Bassho.  En Sekito y en Bassho, sereno y penetrante uno, espontáneo y directo otro, se encuentran ya bastante definidos los gérmenes de lo que más adelante se conocerán como escuelas Soto y Rinzai.
Parece ser que el Sandokai tiene una importante influencia taoista, de hecho toma el nombre de un texto taoista que trata sobre el I-ching.
Los fenómenos (san), la esencia (do) entran y salen el uno de el otro.  Eso es Kai.

Hay varias traducciones de este texto en castellano.  Esta que os adjunto es fluida, me gusta especialmente, pero podéis encontrar otras   Tanto el Maestro Deshimaru como el Maestro Suzuki lo comentaron.  Os animo a leer estos comentarios.


SANDOKAI - IDENTIDAD DE LO RELATIVO Y LO ABSOLUTO



La mente del Gran Sabio de la India fue íntimamente transmitida del Este al Oeste.
Entre los seres humanos hay hombres sabios y otros que lo son menos, pero en la vía no hay patriarca del Norte ni patriarca del Sur.
La fuente espiritual brilla claramente en la luz, los afluentes fluyen en la oscuridad.
Aferrarse a los fenómenos es ilusión; encontrar la esencia no es la iluminación.
Los objetos de los sentidos (las esferas objetivas y subjetivas) son interdependientes y al mismo tiempo son absolutamente independientes.
La interacción produce implicación y sin embargo cada fenómeno se mantiene en su propio lugar.
Las imágenes varían en calidad y forma; el sonido distingue armonías y disonancias.
La obscuridad hace todas las palabras una (no distingue entre refinadas y vulgares), en la luz se distinguen frases claras y las oscuras.
Los cuatro elementos regresan a su naturaleza igual que un niño regresa a su madre.
El fuego es caliente, el viento se mueve; el agua es húmeda, la tierra sólida.
Ojos e imágenes, oídos y sonidos, nariz y olores, lengua y sabores.
Todos los fenómenos dependen de estas raíces, son como las ramas y hojas de un árbol.  
El tronco y las ramas comparten la misma esencia.
En la luz hay oscuridad, pero no la veáis sólo como oscuridad;  en la oscuridad hay luz pero no la veáis sólo como luz.
Luz y oscuridad se oponen la una a la otra, como el pié de derecho e izquierdo al caminar.
Cada cosa tiene su propio valor en sí mismo y está relacionado a todo lo demás de acuerdo con su función y posición.
La vida ordinaria encaja en lo absoluto como una caja y su tapa.
Lo absoluto trababa junto con lo relativo, como dos flechas encontrándose en el aire.
Al oír estas palabras deberías comprender la gran realidad.
No juzgues por vuestras propias normas.
Si no sois capaces de comprender el camino (la vida cotidiana) que tenéis delante, ¿cómo podréis reconocer la vía?.

La práctica nada tiene que ver con lejos o cerca, pero si os apegáis a la idea de bueno y malo, montañas y ríos obstruirán vuestro paso.
Yo digo respetuosamente a quienes deseen alcanzar la iluminación: no perdáis el tiempo ni de día ni de noche.  (no paséis en vano a través de la luz y de las sombras –Suzuki)

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