domingo, 15 de enero de 2012

Disfrutar

A menudo hablo de disfrutar. De disfrutar de la practica, de disfrutar por ejemplo de una jornada de zazen como la que realizamos ayer en nuestro dojo de Sevilla. Se que cuando utilizo esta palabra en el entorno de la practica, a alguna persona le puede "rechinar", incluso es posible que a alguno le parezca un poco herético. A otros, sumidos en el dolor de piernas, o en los pensamientos, que remontan con todas las capas de obscuridad que tratamos de ocultar, la utilización de la palabra disfrutar les debe parecer una pura ironía.
Por supuesto si tratamos de situarla en un entorno en el que dolor esta en un extremo y placer en otro, disfrutar esta fuera de lugar.

Para mi disfrutar implica ser consciente de los instantes de plenitud que se suceden durante la practica de zazen. Nuestro cuerpo se expresa durante zazen, nuestros hábitos se expresan durante zazen, nuestros sueños, nuestros miedos, nuestras expectativas, todos esto se expresa durante nuestro zazen. Al tiempo, todo nuestro entorno reivindica también su presencia: los sonidos, los olores, la dureza o suavidad del suelo, la temperatura, cada cosa pide estar presente. Todo eso junto, en ese instante preciso, es zazen. Inatrapable, inabarcable, irrepetible. Un instante de eternidad que es sustituido por otro instante de eternidad. Solo si hacéis la experiencia una y otra vez podréis entender a lo que me refiero cuando hablo de disfrutar: Estar ahí, plenamente en ese instante e inmediatamente dejarlo ir.
Disfrutar de ese instante de eternidad que encuentra su lugar en la palma de nuestra mano.

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