Cuando Dogen regresó de China fue en primer lugar a su
antiguo monasterio, al monasterio de Hieizan. Allí se encontró con sus antiguos condiscípulos que le
debieron recibir con bastante cautela.
Los monjes de Hieizan la preguntaron:
¿Qué es lo que has traido de China?.
Vengo con las manos vacías.
¿Aprendiste algo?
No mucho, amabilidad y gentileza. … que mis
ojos son horizontales y mi nariz es vertical.
No mucho, amabilidad y gentileza…
Según pasa el tiempo siento que todo en nuestra práctica
pasa a través de estas dos palabras: Amabilidad
y gentileza. Gesto y detalle. Atención
y cuidado. Dejarse desbordar y achicarse.
Perder las aristas y suavizarse. Simplificar
y volver a simplificarse…
Llegamos a las puertas de un nuevo año. Otro más. Otro año en el que podremos practicar juntos; o no, como
queramos, pero sea como sea me gustaría desearos, desearme, que un poco de esta
amabilidad y gentileza se instalen profundamente en nuestras vidas.
Feliz año, amigos
Mis mejores deseos para el año que está a punto de empezar.
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