Sangha |
De nuevo, como cada año, hoy tendremos la reunión anual de la Sangha de este Dojo Zen de
Sevilla, de este Kaiko Dojo, el Dojo de la Luz Oculta
Esta reunión no es una reunión ordinaria. No es una reunión social. No es una reunión de amigos. Al margen
de la amistad que nos una, al margen de los temas que hablemos, al margen de
las decisiones que tomemos, , aunque comamos y bebamos juntos, esta reunión de
la Sangha es ante todo, la expresión física, de nuestra determinación, de
seguir impulsando el Dharma de Buda, en nuestro entorno.
Sangha literalmente significa asamblea. La asamblea de las personas que
practican la vía juntos. Las personas que forman la Asamblea de este dojo
cambian de la misma manera en que todo lo hace a nuestro alrededor. Algunos llegan y otros se van. Algunos, durante un tiempo despliegan
una importante energía al servicio de la sangha mientras otros se mantienen al
margen y en algún momento, por alguna razón, esto da la vuelta. Algunos se acercan al dojo y rápidamente
asumen responsabilidades mientras que otros que las asumieron en su momento
dejan de hacerlo. La Sangha es un
organismo vivo. La forman un grupo
de individuos, pero es más que los individuos que la forman. Este es el aspecto
sobre el que debemos profundizar, el punto sobre el que debemos clavar la aguja
de acupuntura. La sangha sobrepasa
la decisión, la determinación, la energía, la sabiduría, de cada uno de
nosotros y nos arrastra. Es por esto que se considera uno de los tres tesoros.
La sangha nos arrastra pero al tiempo depende de nuestro impulso y de nuestra
guía. Ponemos todo lo que podemos
poner y luego nos abandonamos al orden cósmico. Debemos mantener siempre juntos estos dos aspectos: impulsar
y abandonar. Esto permitirá que
nada en nuestra sangha se estanque, que nada se corrompa. Pero al mismo tiempo debemos
recordar los tres espíritus sobre los que he hablado estos últimos días: La
suavidad. El espíritu suave, que no violenta, que no crispa, que no reprime,
que no coacciona. El espíritu que
busca, que encuentra las rendijas, los poros por los que penetrar suavemente
hasta la médula. Practicar con suavidad.
La sinceridad. El espíritu sincero. Que no oculta, que no
simula, que no engaña, que no maquilla, que expresa en cada instante su
práctica, su realización tal cual es. Practicar con sinceridad.
Y el espíritu generoso. La expresión máxima de esta
generosidad en la sangha es practicar olvidándose del propio despertar, de la
propia realización concentrándose exclusivamente en crear, en cada momento, las
condiciones idóneas para que más y más personas puedan practicar a nuestro
lado. Practicar con generosidad.
Es posible, que para cada uno de nosotros sea difícil
expresar, desarrollar nuestra práctica a partir de estos tres espíritus, pero
practicando juntos si podemos. De
hecho estos tres espíritus deben de estar siempre presentes si queremos
mantener nuestro dojo lejos de los fundamentalismos y sectarismos por un lado y
de la tentación de convertir nuestra práctica en una práctica de bienestar por otro. Así podremos, juntos, siempre juntos,
aportar una pequeña luz que sirva para iluminar este pequeño rincón del mundo
en el que vivimos.
Y mientras sea yo el responsable de este dojo confío en que
otro espíritu esté también presente en nuestra práctica juntos, el espíritu del
buen humor. Ese que permite que podamos reírnos de nosotros
mismos. Ese que quita la densidad
que sobra, el dramatismo que sobra permitiendo que todo sea un poco más ligero.
No debemos renunciar nunca a este ligereza que el buen humor da a la practica. Practicar manteniendo el buen humor. Seguro
que tendremos una buena reunión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario